martes, mayo 14, 2013

La muerte de Melisenda




A la sombra de los laureles
Melisenda se está muriendo.

Se morirá su cuerpo leve.
Enterrarán su dulce cuerpo.

Juntarán sus manos de nieve.
Dejarán sus ojos abiertos

para que alumbren a Pelleas
hasta después que se haya muerto.

A la sombra de los laureles
Melisenda muere en silencio.

Por ella llorará la fuente
un llanto trémulo y eterno.

Por ella orarán los cipreses
arrodillados bajo el viento.

Habrá galope de corceles,
lunarios ladridos de perros.

A la sombra de los laureles
Melisenda se está muriendo.

Por ella el sol en el castillo
se apagará como un enfermo.

Por ella morirá Pelleas
cuando la lleven al entierro.

Por ella vagará de noche,
moribundo por los senderos.

Por ella pisará las rosas,
perseguirá las mariposas
y dormirá en los cementerios.

Por ella, por ella, por ella Pelleas, el príncipe, ha muerto.

Pablo Neruda

Paco Ibáñez

viernes, mayo 03, 2013

Preguntas


Ya se han puesto en camino
la muerte y sus patrullas:
la muerte, esa aliada
de la guerra más sucia,
y con ella los cómplices
duchos en imposturas.
Dejan por los caminos
una imperial basura
y sus armas contestan
a todas las preguntas.
Patrañas y rapiñas
con la paz se camuflan
mientras la vida cuenta
sus muertes una a una.
La guerra es una patria
de horrible catadura
y el dios de los ejércitos
no retrocede nunca:
con sus armas contesta
a todas las preguntas.

José Manuel Caballero Bonald

Paco Damas

Cántico espiritual


(Algunas estrofas)

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

San Juan de la Cruz

Kiko Veneno

Ver el poema completo.

Todas las casas son ojos




Todas las casas son ojos
que resplandecen y acechan.

Todas las casas son bocas
que escupen, muerden y besan.

Todas las casas son brazos
que se empujan y se estrechan.

De todas las casas salen
soplos de sombra y de selva.

En todas hay un clamor
de sangre insatisfechas.

Y a un grito todas las casas
se asaltan y se despueblan.

Y a un grito, todas se aplacan,
y se fecundan, y se esperan.


Miguel Hernández

Arcángel

miércoles, mayo 01, 2013

Del buen amor



¡Ay, quán fermosa viene
Doña Endrina por la plaça!
¡Qué talle, qué donayre,
qué alto cuello de garça!
¡Qué cabellos, qué boquilla,
qué color, que buenandança!

Pero tal lugar non era
para fablar en amores,
a mí, luego, me vinieron
muchos miedos e temblores.
Los mis pies e las mis manos
non eran de sí señores,
perdí seso, perdí fuerza,
mudáronse mis colores.

Fablar con muger en plaça
es cosa muy descobierta,
porque, a veçes, mal atado
está el perro tras la puerta.
La buhona con harnero
va tañendo cascaveles,
y menando de sus joyas,
sortijas con alheleles.

Abaxe más la palabra,
dixel quen juego fablaba,
porque tot aquella gente
de la plaça nos miraba.
Començé a decir mi quexa
del amor que me afincaba.

Con la gran pena que paso
vengo vos decir mi quexa;
vuestro amor e deseo
que me afinca, que me aquexa.
Non me tira, non me parte,
non me suelta, non me dexa.


Juan Ruiz, Arcipreste de Hita


Javier Bergia / Clara Serrano

Gentileza de Javier Bergia